In memoriam
Tornasoles de luz pintan el cielo, mientras el alba derrota a la noche. Un viejo de mirada perdida y manos temblorosas, sentado frente a siglos de oliva en su vieja butaca del porche, apura su vieja pipa como apura su vida. Millones de estrellas fugaces Iluminan su tranquilo rostro de piel morena y labrada. Los ojos secos, vacíos de llanto, hundidos, gastados, por tanta luz, tanto polvo que los dañan. Antiguos recuerdos emergen, cristales rotos en las entrañas, que hieren su memoria, la de su pueblo, la de su gente. Arrebolado de sangre se halla el cielo. Hace tiempo que a padre y abuelo, los abrazó el arcángel de la muerte. Estoico, sobrevive su soledad: su hijo con su esposa, su hija con su esposo, y los hijos de sus hijos tomaron el camino hacia el sur. Jamás los reencontrará. Él conoce su destino: pronto partirá, no irá al sur. Sabe que ya se acercan quienes portan la ira de dios. Pero… el horror, la barbarie, en verdad, ¿qué dios lo dispuso? Iridiscentes hexagramas