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Mostrando entradas de enero, 2015

Momentos para matar. Revisión de 2015

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© Texto: Ignacio Achútegui Conde (Nacho) Dibujos bajados de internet y retocados. Titular de los derechos: el autor Hechos reales sucedidos en diciembre de 1980 F rente a frente… Las buenas palabras se habían tornado insípidas, vanas, igualmente inútiles. Campazas, en su retórica, no lograba apaciguar los ánimos. Caín se complacía en mostrar su gran conocimiento de todos, y cada uno, de aquellos vocablos insidiosos e insultantes que posee el español. Un puño cruza el aire hasta incrustarse en la mandíbula de Caín. Campazas y sus compañeros frenan a su amigo y caen al suelo donde es reducido y obligado a recapacitar. Mientras, Caín observa en silencio; la cínica sonrisa asoma a sus labios, la traición, vil cobardía, está a punto de producirse. Caín avanza orgulloso y la espalda cruje violentamente mientras el cuerpo bota en el suelo tras el terrible puntapié recibido. Los gritos resuenan en la noche, los gritos sedientos de sangre, la ira

Momentos para matar. Original de 1981

© Texto: Ignacio Achútegui Conde (Nacho) Titular de los derechos: el autor Uno frente a otro, en medio un pobre desdichado que creía que con buenas palabras todo se arreglaría. Sí, las buenas palabras pueden llegar a solucionar ciertas situaciones pero cuando estas palabras se tornan divagadoras e insípidas se vuelven igualmente inútiles. Mientras Campazas hacía alardes de retórica en un intento de calmar los ánimos que comenzaban a exaltarse, Caín se complacía en mostrar su gran conocimiento de todos aquellos vocablos insidiosos e insultantes que en el idioma español existen; la tensión va en aumento y la chispa salta produciendo la explosiva tempestad: un puño cruza el aire hasta incrustarse en la mandíbula de Caín; la reacción de Campazas y sus compañeros no se hace esperar y se lanzan contra su amigo para frenar sus impulsos pero ni con la fuerza de diez poderosos brazos consiguen detener el furor y la ira de quien clama por su justicia. Caen todos al suelo

La mujer anfibia

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© Texto: Ignacio Achútegui Conde (Nacho) Dibujo bajado de internet Titular de los derechos: el autor              —He dejado a mi marido —escuché perplejo—. Estoy empapada y necesito ayuda —añadió con la dificultad de la congoja. El móvil me había interrumpido el vermú torero de aquel día festivo de otoño. No era precisamente Dios para anunciarme un nuevo diluvio, pero cierto es que caía agua como para plantearse comenzar a emparejar animales. Una amiga de la adolescencia. La recuerdo alegre y divertida; con un cierto toque paranoico que en ocasiones la sumía en una suerte de letargo taciturno y depresivo. Así que acudí a socorrerla. ¡Un caballero nunca abandona a una dama en apuros! La encontré donde me había dicho. Inmóvil. Calada hasta los huesos. Sin inmutarse. No hacía nada por guarecerse de aquella lluvia que arreciaba con fuerza. Los hombros caídos, como sin ganas de seguir sosteniendo sus pensamientos. Le ofrecí mi casa, un

Cap. 3º. Las grutas de Bled Siba

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OBRA REGISTRADA: Fecha: 18/08/15 Nº de registro: LO-165/2015 Registro Territorial de la Propiedad Intelectual de La Rioja © Texto: Ignacio Achútegui Conde (Nacho) Fotografía bajada de internet Titular de los derechos: el autor L as grutas de B led S iba En la bandera de la libertad bordé el amor más grande de mi vida Federico García Lorca  A quella casa a las afueras se había convertido en una ratonera.   —¡Ra-ta-tá! —El tableteo de las armas de fuego resonaba con fuerza. Dos horas de fuego cruzado entre los defensores y los asaltantes. ¿Quiénes eran unos? ¿Quiénes eran los otros? Tras una noche tranquila, aquel amanecer se había convertido en el mismo infierno. Un pequeño ejército trataba de tomarla, pero sus moradores defendían la posición con fervorosa entrega.                —¡Ra-ta-tá —Continuaba ensordecedor, el macabro rugido de las ametralladoras. En el interior, cuerpos ensangrentados se debatían por c