Tumala
Recuerdo a Tumala como una sonrisa franca apegada a la supervivencia. Su vida no era fácil, pero supo tomar sus pinceles y colorearla como a ella le gustaba. Nunca dejaría de hacerlo, mientras tuviera pinturas ella viviría su propia historia. Recuerdo como aquella muchacha impregnó con su honesta mirada el último rincón de mi corazón. Su vida llegó a la mía como un viento fresco en la cara mostrándome mi norte perdido. Nunca tuvimos la intimidad que deseé. Lejos de descartarla, la amistad creció aún más adentro. Recuerdo aquella conexión que aún nos perdura a pesar de lo dispar de nuestras vidas. Su vida y la de este pescador tuvieron notas de alegría y alguna de melancolía. Nunca perdimos esa complicidad desde aquel momento en que entró a endulzarme el corazón. I. A. C. 5 de mayo de 2024