Tumala


Recuerdo a Tumala

como una sonrisa franca

apegada a la supervivencia.

Su vida no era fácil,

pero supo tomar sus pinceles

y colorearla como a ella le gustaba.

Nunca dejaría de hacerlo,

mientras tuviera pinturas

ella viviría su propia historia.


Recuerdo como aquella muchacha

impregnó con su honesta mirada

el último rincón de mi corazón.

Su vida llegó a la mía

como un viento fresco en la cara

mostrándome mi norte perdido.

Nunca tuvimos la intimidad que deseé.

Lejos de descartarla,

la amistad creció aún más adentro.


Recuerdo aquella conexión

que aún nos perdura

a pesar de lo dispar de nuestras vidas.

Su vida y la de este pescador

tuvieron notas de alegría

y alguna de melancolía.

Nunca perdimos esa complicidad

desde aquel momento en que entró

a endulzar el corazón.


I. A. C.

5 de mayo de 2024

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