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Mostrando entradas de febrero, 2025

La última nana

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No te vayas, mamá, que tengo miedo. No lo tengas, hijo, que no me muevo. No apagues la luz, mamá, que tengo miedo. Los hombres malos traen su fuego. No llores, hijo, no tengas miedo, ha llegado la paz, que son los nuestros.   Apaga  la luz, mamá. que ya estoy muerto. I. A. C. 26 de febrero de 2025

Valbuena

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Gélido viento que azota los rostros del amor mientras... el fabulista observa las sonrisas que auguran infinitas gotas salitrosas sobre los campos de algodón Sutil mirada que vaticina el manantío jugón mientras... el tiempo transcurre entre abrazos que amparan viejas y trágicas soledades que exorcizan su dolor. Musical cadencia que agasaja los cuerpos en comunión mientras... el mundo se detiene y los aconteceres se disipan en el roce de nuestra piel que se antoja entre tú y yo. Incesante reloj que transmuta a la noche su color mientras... el alba alumbra el camino de Valbuena y el fabulista abraza el triste vacío que rompe la letra de mi canción. Para C. V. G. I. A. C. 23 de febrero de 2025

La madurez en mis laberintos

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En esencia, todo lo que escribo es eso mismo: mi esencia. Lo dejo reposar  en un laberinto de cuadernos y cajones, a veces olvidados por años. De lo que escribo, respondo con resuelta actitud, tal cual hice siempre. De lo que callo, mejor no hablaré, lo dejo reposar en el laberinto de neuronas y axones, aparcado por mis motivos y razones: algo debió enseñarme la madurez que me dio el paso de aquellos años. I. A. C. 21 de febrero de 2025

Amores jaguares

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Cae la noche y la calidez de tu voz acuna el pensamiento; mientras e l cotidiano ajetreo levanta el vuelo y desaparece en cercanos horizontes de mango y guayaba que embriagan con su aroma al sexto de mis sentidos. Verbo que exhalas, en fértil tierra, penetra y labra surcos de futuro en la conmovida víscera que no cesa en su latido. Mirada de  sal y miel aplacadora de tempestades mientras tus manos amasan mi maltrecho cuerpo que responde ajeno a voluntades. Será justo ser yo, esta vez, quien  te corresponda y te estremezca con ráfagas eléctricas que te recorran en tus meridianos, y..., simplemente, a la húmeda fricción de nuestros cuerpos, esta noche sucumbamos. En la oscuridad se escucha impenitente la voz áspera y profunda del jaguar. Para Vane I. A. C. 21 de febrero de 2025