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Mostrando entradas de 2024

La Rioja [versión extendida]

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LA RIOJA Entre tus lomas bermejas, donde el viñedo aunece, se escuchan historias viejas que los suaves vientos mecen. Bajo el cielo azul sereno, las montañas guardan paz. Ríos que fluyen sin freno, campos que ofrecen  solaz. La tierra roja y fecunda entrega cosecha feraz, de la semilla profunda, es promesa y es manjar. Se relatan en las plazas leyendas llenas de vida mientras las gentes abrazan su herencia compartida. La Rioja, tierra bendita donde el alma halla abrigo y cada valle suscita viejos y nuevos amigos. Desde las Conchas de Haro, desde la Sierra la Demanda, a los Sotos de Alfaro, a la Vega del Alhama. Por los Cameros se alzan rocas de eterna memoria, crisoles de esperanza, gestaron nuestra historia Tras la luz de las estrellas corren anhelos soñados, por tus caminos de piedra, siglos de pasos lejanos. Donde los puentes acercan. Donde los poetas glosan. Donde madre es la tierra y tierra es nuestra Rioja. Ignacio

La Rioja

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Entre tus lomas bermejas, donde el viñedo aunece, se escuchan historias viejas que los suaves vientos mecen. Bajo el cielo azul sereno, las montañas guardan paz. Ríos que fluyen sin freno, campos que ofrecen  solaz. La tierra roja y fecunda entrega cosecha feraz, de la semilla profunda, es promesa y es manjar. Se relatan en las plazas leyendas llenas de vida mientras las gentes abrazan su herencia compartida. La Rioja, tierra bendita donde el alma halla abrigo y cada valle suscita viejos y nuevos amigos. I. A .C. 11 de julio de 2024 Ver la versión extendida

Somos

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Somos la lluvia en el pelo, las espigas dispuestas para el pan. Somos el abuelo Siset, una mujer morena resuelta en luna. Somos la cara al vent , ¿Qué volent aquesta gent? Somos millones de individuos con un ruego común, sin ira libertad. Somos gotas de sangre jacobina, 14 de abril. Somos los labios que anuncian besos, arco iris de diversidad. Somos ardiente salar y mineral, estudiantes con flequillo. Somos 23 de abril, una puerta violeta en la pared. Somos Trece Rosas, Gladys del Estal. Somos Lorca en Granada, No en Víznar. Somos Balaguer, somos Rabal, nos queda la palabra. Somos 26 millones a fusilar. Somos los que gritaron no pasaran. I.A.C. 6 de mayo de 2024

Tumala

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Recuerdo a Tumala como una sonrisa franca apegada a la supervivencia. Su vida no era fácil, pero supo tomar sus pinceles y colorearla como a ella le gustaba. Nunca dejaría de hacerlo, mientras tuviera pinturas ella viviría su propia historia. Recuerdo como aquella muchacha impregnó con su honesta mirada el último rincón de mi corazón. Su vida llegó a la mía como un viento fresco en la cara mostrándome mi norte perdido. Nunca tuvimos la intimidad que deseé. Lejos de descartarla, la amistad creció aún más adentro. Recuerdo aquella conexión que aún nos perdura a pesar de lo dispar de nuestras vidas. Su vida y la de este pescador tuvieron notas de alegría y alguna de melancolía. Nunca perdimos esa complicidad desde aquel momento en que entró a endulzar el corazón. I. A. C. 5 de mayo de 2024

Violante

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Café con verso: aquella proposición y el tañido lejano de una cítara sonaron celestiales, querida Violante. Veinticinco años de lujuria aplazada alcanzaban su fin aquella noche en que todo el elenco de musas y dioses había orquestado la más sugerente cita. No fue nada desdeñable la complicidad del siempre travieso Baco. Ciertamente, el café llegó y el verso dilatado colmó expectativas de expresión y encuentro. Luego callamos al unísono con la exactitud soñada. Las miradas entrelazadas cifraban enigmáticos mensajes de deseo de extremo a extremo y el simpático emoticono sonriente no cesaba de colarse entre el texto ausente… I. A. C. 4 de mayo de 2024

Memoria

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Cuando plantamos un árbol, en gesto solidario, oxigenamos el pasado, cultivamos memoria; aquella que los censores trataron de arrebatarnos. Cultivamos memoria, proyectamos futuro. Los muertos vuelven a la vida mostrando su rostro a la lluvia. En los aledaños de mi pueblo se yergue un árbol que planté sobre la tierra de los hombres olvidados. La existencia derramada trepa por los vasos hacia la explosión  de los ramajes que el nuevo viento mece. Entonces, la memoria nos aguijonea con invisibles aullidos para que ellas no vuelvan a  bailar solas. I. A. C. 2 de mayo de 2024

Ángeles

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Interminables pasillos con puertas que acogen desconsolados cuerpos, sentimientos malheridos. Agitado tránsito de ángeles de albo atavío. El tiempo no se detiene, transcurre tedioso, ahogando el anhelo. Ausentes las divinas cohortes de santos y demás mitos celestiales, nuestros ángeles terrenales cuidan y protegen la fragilidad que nos envuelve. Procuradores de sana alegría  mientras la negra dama siempre vigila  presta a recaudar su macabro tributo. Albura y negrura  lidian con ahínco por su recompensa. El tiempo nos sacudirá la eterna duda. I. A. C. Hospital San Pedro 25 de abril de 2024

Anoche

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Anoche... Anoche sucedió todo aquello que habíamos pactado que no ocurriría. Anoche se mecían nuestros cuerpos como cualquier noche: con mesura, con placer contenido. Pero… anoche rompimos la promesa de no prometernos nada. Anoche combatimos cuerpo a cuerpo, beso a beso, y, derrotados, caímos en convencionalismos que negábamos. Anoche nos vimos en un viaje distinto, no planeado. Anoche nos detuvimos en las estaciones que íbamos a dejar pasar. Anoche. Pero… ¡hoy ya es un nuevo día! I. A. C. Día del Libro 2024

Perdidos

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  La luz de tus ojos se perdió en el poema anterior.  Tú no querías atarte yo quería ser libre. Y la eternidad dejó de transcurrir entre los dos. Ciertamente fue el diablo, tal vez dios,  quien con ojo tuerto nos miró. Ya no amaso humedades ni tú cuerpo se ofrece ni el mío se quita la ropa. Ya... ni vivo placer ni avidez. Descubiertos los secretos: ni ternura, ni búsqueda, ni lujuria, ni comunión. Nuestro reloj se detuvo... a "las cuatro y diez" como también cantaba Aute. I. A. C. 17 de abril de 2024 poema anterior

Desnudos

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La luz de tus ojos se me antojaría tangible, mesurable, si no fuera por la fugacidad de tu mirada. Tus pechos, veraces y pequeños, permiten ser amasados como arcilla sudada entre los toscos dedos de quien esto escribe. Y siento, entre la eternidad que transcurre de tus ojos a tus pechos, el vivo placer de saberme tocado por la mano de dios, tal vez del diablo, en la generosidad que emanas. La avidez original se vuelve sigilosa ternura y acaricia tus caderas con la consciencia de quien ya conoció sus secretos. Tu cuerpo, bello y desnudo, sinuoso hábitat de pensamientos impuros se ofrece lujurioso en pleno rito de búsqueda de mi propia lujuria vestida de desnudez. Y a fe, ¡vive dios!, tal vez el diablo, que ambas desnudeces se unen en la comunión de nuestros corazones que se acompasan con precisión "mojándolo todo", como cantaba Aute. I. A. C. 14 de abril de 2024 continuación

Bajo los pechos de la Toscana

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Llamas a mi corazón mientras tejes sonrisas y miradas de musgo y miel. Bella en todo tu rubor. Ansias de piel, cuán más te alejas, más te permaneces Níveos encajes esconden celosos misterios de silenciosas turgencias. Suelto el último botón con urgencia,  se encienden mis sentimientos golosos. Ninfa de mi amor, cuando nos amamos ofreces traspasar tu sagrado umbral. De tus odios, cuando nos separamos. Bajo la luz de tus pechos toscanos bebí de tus aguas buscando pecar. Bien que pequé, y bien que pecamos. Vuelve a tus ríos y bosques, criatura de antigua leyenda: jamás seré tu merienda. I. A. C. 12 de abril de 2024

Vieja Palestina

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Bellas esmeraldas lucen tu mirada esperanzada en la paz que no llega. ¿Volverá la vida a vivir? ¿Volverán los niños a jugar en el jardín? No queda nadie: han muerto o marchado  que es otra forma de morir.   Bellos verdes lucen tus ropajes, testigos de una vida que se va. ¿Volverá la muerte a rondar? ¿Volverán las mujeres por ti a llorar? Nada queda: solo algún viejo olivo que apenas resiste a la destrucción y al olvido. Bellos cantos de esperanza por tu nombre no enterrado. Volverá tu estirpe con más vida. Volverá a sanar tu tierra herida. Tu historia, tu derecho, entre cenizas y holocausto  tu semilla de nuevo germina, Bellos tus vientres fecundos de infancias robadas. Volverán las madres y maridos. Volverán los juegos de tus niños. Desde el río hasta el mar: Salam, Shalom  tierra, pueblo, justicia, estrella, media luna, crucifijo. Mi bella y vieja Palestina. I. A. C. 9 de abril de 2024

In memoriam

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Tornasoles de luz pintan el cielo, mientras el alba  derrota a la noche. Un viejo de mirada perdida y manos temblorosas, sentado frente a siglos de oliva en su vieja butaca del porche, apura su vieja pipa  como apura su vida. Millones de estrellas fugaces Iluminan su tranquilo rostro de piel morena y labrada. Los ojos secos, vacíos de llanto, hundidos, gastados, por tanta luz, tanto polvo que los dañan. Antiguos recuerdos emergen, cristales rotos en las entrañas, que hieren su memoria, la de su pueblo, la de su gente. Arrebolado de sangre se halla el cielo. Hace tiempo que a padre y abuelo, los abrazó el arcángel de la muerte. Estoico, sobrevive su soledad: su hijo con su esposa, su hija con su esposo, y los hijos de sus hijos tomaron el camino hacia el sur. Jamás los reencontrará. Él conoce su destino: pronto partirá, no irá al sur. Sabe que ya se acercan quienes portan la ira de dios. Pero…  el horror, la barbarie, en verdad, ¿qué dios lo dispuso? Iridiscentes hexagramas

El luto de los árboles

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Secos y ajados, lloran, mudos, los viejos árboles: olivo, kalina, baobab, sacuanjoche... Testigos de batallas de nadie, aquellas que todos perdieron: ¡siempre los mismos! Su verde impenetrable, hastiado de albas infinitas de sangre; forzado, calla su perpetua pena de tanto luto en montes y valles. Amasijos de carne, huesos y chatarra revelan los horrores perpetrados. Siglos de lecciones jamás aprendidas a fuer de ambiciosos señores que muy dignos rezan, cada cual, a su dios, mientras él mira hacia otro lado. No ha de cesar el espanto por más que los niños sufran. Expropiados sus sueños..., a la guerra, ya no juegan: ya matan..., ya mueren... por su casa, por su madre, por su tierra. Ignacio Achútegui Conde Logroño, 23 de febrero de 2024