La chica de los caramelos
La Chica de los Caramelos por el Conde de Fisherman Hace unos días se presentó a mí el Conde de Fisherman, buen amigo. Grata sorpresa, pues hacía ya mucho tiempo que no tenía noticias suyas. Me entregó unas hojas sueltas donde a ratos perdidos había escrito su historia. Pidió que la corrigiera. Conforme fui cumpliendo su petición quedé atrapado por el relato. Tanto, que me he permitido darle título y hacerlo público. El Conde de Fisherman tal vez nunca me lo perdone, pero he aquí su obra lista para que puedan juzgar si era justo que durmiera en el fondo de un cajón. Prolegómenos ¿Qué podría contarles sobre ella que ustedes no imaginen? Podría contarles cuál era su nombre: digamos que Ella . Podría decirles que me hizo feliz y que a su vera pasé algunos de los mejores episodios de mi vida. Ella era capaz de llenar el universo con su luminosa sonrisa y unos ojazos como para libar sus partes más pudendas. Manejaba el juego del coqu