Logroñoseando
Perfectamente podría dedicárselo a un buen amigo, ¡plan perfecto!
Dedicado con mucho cariño a Perfecto Uriel,
director artístico de El Reloj de San Bernabé
de nuestra ciudad de Logroño
Las noches de primavera, ya cerca del verano, en nuestra ciudad suelen ser esplendidas. La temperatura sumamente agradable, como para invitar asomarse al balcón en busca de buenas sensaciones. Es verdad que no siempre es así y veces el frío y la lluvia lo desaconsejan, pero cierto que nunca falta a la cita nuestro patrón que sale a darse un garbeo y lucir su palmito de manera pizpireta.
Tan, tan, tan… tan esplendida está la noche que tras los doce tañidos de rigor, la dama salió al balcón en pos del amor. Por mucho que se afanaba, nunca llegaba a alcanzar a su santo patrón y al que, devota ella, quería rogar por su mediación. Mucho tiempo llevaba suspirando por el amor del señor alcalde sin que este propiciara siquiera un encuentro o un atisbo de correspondencia. El señor alcalde, paseaba ufano saludando continuamente al público; la chistera subía y bajaba en gesto autómata descubriendo su cabeza como menester siempre había sido en tiempos pretéritos en hombres de bien y honrosa educación, costumbre un tanto perdida en la actualidad, más que nada por la infrecuencia de sombrero.
Tan, tan, tan… tanto afán y nunca llegaron a cruzarse, preboste y ciudadana. Compuesta con sus mejores galas, contoneando su gracia tras el patrón, ella. Tras ella, él, sin percibir los aquellos afanes. Con paso acompasado, de salutación en salutación, andaba el alcalde ignorante de sus pretensiones, agitando festivo su bandera.
Tan, tan, tan… parca y pálida, como vacía de carnes, andaba tras la dama otra dama, no tan de buen ver, que suspiraba por llevarse a todos del brazo.
Tan, tan, tan nuestros y queridos, nuestros personajes, que la ciudad acude como un quinto autómata cada año en un recurrente ritual. Fiel a la cita, su gente se agolpa para ser testigo de tan fantástica historia en las medianoches de la fiesta del santo patrón.
Tan, tan, tan nuestros y queridos, nuestros personajes, que la ciudad acude como un quinto autómata cada año en un recurrente ritual. Fiel a la cita, su gente se agolpa para ser testigo de tan fantástica historia en las medianoches de la fiesta del santo patrón.
© Texto: Ignacio Achútegui Conde (Nacho)
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Ignacio Achútegui Conde
Logroño, 30 de diciembre de 2019
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