El luto de los árboles
Secos y ajados,
lloran, mudos, los viejos árboles:
olivo, kalina, baobab, sacuanjoche...
Testigos de batallas de nadie,
aquellas que todos perdieron:
¡siempre los mismos!
Su verde impenetrable,
hastiado de albas infinitas de sangre;
forzado, calla su perpetua pena
de tanto luto en montes y valles.
Amasijos de carne, huesos y chatarra
revelan los horrores perpetrados.
Siglos de lecciones jamás aprendidas
a fuer de ambiciosos señores
que muy dignos rezan,
cada cual, a su dios,
mientras él mira hacia otro lado.
No ha de cesar el espanto
por más que los niños sufran.
Expropiados sus sueños...,
a la guerra, ya no juegan:
ya matan..., ya mueren...
por su casa,
por su madre,
por su tierra.
Ignacio Achútegui Conde
Logroño, 23 de febrero de 2024
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