Amores jaguares
Cae la noche
y la calidez de tu voz
acuna el pensamiento;
mientras el cotidiano ajetreo
levanta el vuelo
y desaparece
en cercanos horizontes
de mango y guayaba
que embriagan con su aroma
al sexto de mis sentidos.
Verbo que exhalas,
en fértil tierra, penetra
y labra surcos de futuro
en la conmovida víscera
que no cesa en su latido.
Mirada de sal y miel
aplacadora de tempestades
mientras tus manos amasan
mi maltrecho cuerpo
que responde
ajeno a voluntades.
Será justo ser yo,
esta vez,
quien te corresponda
y te estremezca
con ráfagas eléctricas
que te recorran
en tus meridianos,
y...,
simplemente,
a la húmeda
fricción de nuestros cuerpos,
esta noche sucumbamos.
En la oscuridad
se escucha impenitente
la voz áspera y profunda
del jaguar.
y la calidez de tu voz
acuna el pensamiento;
mientras el cotidiano ajetreo
levanta el vuelo
y desaparece
en cercanos horizontes
de mango y guayaba
que embriagan con su aroma
al sexto de mis sentidos.
Verbo que exhalas,
en fértil tierra, penetra
y labra surcos de futuro
en la conmovida víscera
que no cesa en su latido.
Mirada de sal y miel
aplacadora de tempestades
mientras tus manos amasan
mi maltrecho cuerpo
que responde
ajeno a voluntades.
Será justo ser yo,
esta vez,
quien te corresponda
y te estremezca
con ráfagas eléctricas
que te recorran
en tus meridianos,
y...,
simplemente,
a la húmeda
fricción de nuestros cuerpos,
esta noche sucumbamos.
En la oscuridad
se escucha impenitente
la voz áspera y profunda
del jaguar.
I. A. C.
21 de febrero de 2025
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